jueves, 4 de enero de 2007

HUELLAS EN EL VELADOR

Te has preguntado cuanto representa para una persona una raya en uno de los viejos cajones de madera de su habitación. Es extraño decirlo pero se crea una atmósfera de recuerdos, de preguntas sin respuestas, de momentos gloriosos y decepcionantes. Esta raya la encontré en un velador, no sólo era una línea zigzagueante de extremo a extremo. Era quizá la promesa de una persona que regresaría o tal vez de alguien que juro amarla en la inocencia de la infancia. Todas estas imágenes transcurrían en mi cabeza. De pronto me decidí lijarla para que quedara como nueva. Al ver las líneas de cada una de las hebras de aquel cedro con apariencia de gastado. Me acordé de mi niñez cuando marcaba con garabatos los libros de moda del Japón de Mamá. A cada raspado con la lija se borraban todos los recuerdos que estuvieron plasmados en él, como apagando una esperanza de aquellas promesas que aún se mantenían en pie. Cuando quedó pintada y brillante ya se había sepultado para siempre el recuerdo de toda una vida. Era un comenzar con un nuevo semblante para llenarla de nuevas cosas, de nuevas historias que la harían crecer. Cuando lo colocamos en su lugar escuché en el susurro del viento: Adiós recuerdos de mi velador... Los tendré en mi corazón para siempre.